sábado, 13 de mayo de 2017

Depresión infantil

DEFINICIÓN


La depresión infantil puede definirse como una situación afectiva de tristeza mayor en intensidad y duración que ocurre en el niño. Se habla de depresión mayor cuando los síntomas son mayores de dos semanas, y de trastorno distímico, cuando estos síntomas pasan de un mes. 

Se considerará episodio depresivo mayor cuando por un periodo de al menos dos semanas hay cambios significativos de humor, pérdida de interés o placer (anhedonia). El estado de ánimo deprimido debe estar acompañado de un malestar o deterioro significativo, descartando primero cualquier otra enfermedad o influencia de algún medicamento.

Debemos tener claro las siguientes diferencias:

Síntomas depresivos. Son sentimientos normales (humor triste, sentimiento de infelicidad, etc.).
Síndrome depresivo. Se presentan en forma simultánea síntomas depresivos además de humor disfórico (contrario a la euforia), hay alteraciones en las áreas cognitiva, somática, psicomotora y motivacional.
Trastorno depresivo. Tiene que reunir características del síndrome depresivo y persistencia del mismo durante un tiempo mínimo, y cierto grado de incapacidad funcional.

Afirma C, Fernández (2003-2006) "La depresión es una enfermedad orgánica. Muchos de sus síntomas son psíquicos, pero otros (astenia, trastornos del sueño, falta de concentración, etc.) afectan a la esfera física. Las depresiones, tienen un claro componente bioquímico cerebral”

Según la OMS

La depresión es una enfermedad que se caracteriza por una tristeza persistente y por la pérdida de interés en las actividades con las que normalmente se disfruta, así como por la incapacidad para llevar a cabo las actividades cotidianas, durante al menos dos semanas. Además, las personas con depresión suelen presentar varios de los siguientes síntomas: pérdida de energía; cambios en el apetito; necesidad de dormir más o menos de lo normal; ansiedad; disminución de la concentración; indecisión; inquietud; sentimiento de inutilidad, culpabilidad o desesperanza; y pensamientos de autolesión y suicidio.

Criterios diagnósticos para la Depresión mayor (DSM-IV)

    1.   Al menos uno de los tres estados de ánimo, que representa de significación respecto a la actividad previa.
    a)   Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, casi cada día lo indica el sujeto (se siente triste o vacío), la observación por otros (llanto) al menos durante dos semanas.
     b)  Disminución acusada del interés o de la capacidad para el placer en todas o casi todas las actividades, la mayor parte del día (según refiere el sujeto u observan los demás), durante dos semanas.
     c)  Hasta la edad de 18 años, estado de ánimo irritable la mayor parte del día, casi cada día, al menos durante dos semanas.
   2.  Al menos 5 de estos síntomas han estado presentes durante las mismas dos semanas del periodo depresivo.
    a)   Estado de ánimo depresivo. Irritable en niños.
    b)   Disminución acusada del interés o de la capacidad para el placer en todos y casi todas las actividades, la mayor parte del día.
    c)   Pérdida importante de peso sin hacer régimen o aumento de peso (cambio de más del 5% del peso corporal en un mes) o pérdida o aumento de apetito. En los niños valorar los fracasos en lograr los aumentos de peso esperables.
    d)   Insomnio o hipersomnia cada día.
    e)   Agitación o enlentecimiento psicomotores casi cada día
(observable por los demás.
     f)    Fatiga o pérdida de energía cada día.
     g)   Sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos o inapropiados (que pueden ser delirantes) casi cada día (no los simples autorreproches o culpabilidad por el hecho de estar enfermo).
     h)   Disminución de la capacidad de pensar o concentrarse, indecisión, casi cada día.
     i)    Pensamientos recurrentes de muerte (no solo temor a la muerte), ideación suicida recurrente sin un plan específico o una tentativa de suicidio o plan específico para suicidarse.
   3.  Los síntomas no son debidos a ideas delirantes o alucinaciones no congruentes con el estado de ánimo.
   4.  Nunca ha habido un episodio maniaco, un episodio mixto o un episodio hipomaniaco.
   5.  Los síntomas no son debidos a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (droga, medicamento, alcohol) o una enfermedad médica (hipotiroidismo).
   6.  Los síntomas no se explican mejor por la presencia de un duelo (después de haber perdido un ser querido) los síntomas persisten por más de dos meses o se caracterizan por una acusada incapacidad funcional, preocupaciones mórbidas de inutilidad, ideación suicida, síntomas psicóticos o enlentecimiento psicomotor.
    La intensidad del cuadro se valora como leve, moderado, severo.
   
   Otro problema identificado es la incapacidad de crear y mantener relaciones satisfactorias con compañeros y profesores.
   Retraimiento ante las actividades sociales y extraescolares.
   Problemas de comportamiento, sin historia previa.
   Problemas somáticos repetidos sin explicación aparente.
   Bajo rendimiento escolar o en la adaptación.

Referencias:

Cristina Fernández Siendones. (2006). La Depresión Infantil: actualización 2003-2006. Centre Londres 94. Psiquiatría y Paidopsiquiatría. Familia Nova schola Recuperado de: www.centrelondres94.com/files/la_depresion_infantil_actualizacio…

Organización Mundial de la salud (2012). La depresión. Centro de prensa. OMS. Recuperado de http://www.who.int/mediacentre

CONCEPTUALIZACIÓN

La depresión es un concepto que ha causado que se abra un gran campo de investigación, ya que en la actualidad se reconoce que no solo son los adultos los que pueden “padecer” esto, sino ahora también se considera un problema que existe en niños y adolescentes.
     Aunque si es importante saber que en campo clínico existen muchos puntos de vista que van desde:
     *        En verdad debe considerarse una enfermedad, en referencia a un cuadro clínico, o solo es un trastorno de la etapa.
    *        Por otro lado, si para realizar el concepto se debe tomar en consideración a la depresión en general, o crear uno que solo se refiera a la niñez y adolescencia.
En la actualidad se pretende formar un concepto tomando en cuenta la generalidad de la depresión adulta, es decir, tener en cuenta que la depresión nos habla de: un estado de ánimo disfórico, que se presenta por más de una semana y que lleva a la disminución de peso, energía, placer sexual y dificultad para la concentración.
Sin embargo, existen distintos autores que proponen que el concepto de “depresión infantil y adolescente” debe incluir también otros aspectos relacionados con la etapa en que se presenta, aquí algunos ejemplos:

    *        Poznanski y Zrull (1970) proponen incluir la tristeza, autoimagen negativa (excesivo auto criticismo, sentimientos de inadecuación), retraimiento, excesiva preocupación por la muerte, y dificultades de sueño.
     *        Campbell (1952), Dyson y Barcai (1970) y Varsamis y McDonald (1972) describen unos síntomas de naturaleza periódica o cíclica, incluyendo lentitud psicomotora, rechazo escolar, pérdida de interés, retraimiento en la fase depresiva, y actividad mental extrema, hiperactividad motórica y verborrea en la fase maníaca o hipomaníaca.

    *        Cytryn y McNew (1972) conciben, en cambio, la enfermedad depresiva en la etapa infanto-juvenil como un afecto predominantemente disfórico de larga duración (varios meses) y lo asocian con incapacidad grave en las áreas de funcionamiento personal, social y vegetativo.


En la actualidad, los desórdenes mentales se consideran un serio problema de salud pública, dentro de estos trastornos se encuentra la Depresión (o depresión clínica), que es un trastorno del estado de ánimo o afectivo, la depresión infantil no se había estimado como una entidad propia, ya que se consideraba la misma sintomatología que en el adulto y se creía era un estado pasajero, propio de la edad. 

La depresión infantil ha sido considerada como tal a partir de los años setenta del siglo XX, sin embargo, anteriormente se hicieron referencias al estado de melancolía que se encontraba en los niños y las causas del suicidio infantil.  Al respecto, Polaino (1988) menciona que se encuentra información acerca de los trastornos infantiles que datan de 1621, en la obra Anatomía de la Melancolía de Robert Burton, en la que, aunque la mayoría de la información se refiere al estado adulto, hace mención acerca de la melancolía infantil.
Más tarde, en el siglo XIX, a través de diversos autores en Europa, como Charles West en Gran Bretaña, Emminhaus en Alemania, Delsiuave, Moreau de Tours y Filibiliu en Francia y Vidal Perera en España, el estado patológico de la melancolía infantil comienza a tener mayor difusión, sin embargo aún no es considerado un tema específico, ya que sigue prevaleciendo el concepto de depresión en el adulto. 
En la década de los setentas del siglo XX, debido al auge del cognitivismo y la importancia que adquieren los aspectos subjetivos, el concepto es ampliamente aceptado y se hacen investigaciones en la que algunos autores sostienen que la depresión infantil puede equipararse a la depresión en adultos y, por lo tanto, utilizar los mismos instrumentos para su diagnóstico. 

El concepto actual señala los siguientes como elementos nucleares constitutivos de la depresión: la Disforia (emoción desagradable como tristeza, irritabilidad, etc.), anhedonia e ideación suicida, mientras que otros elementos que también se presentan en la depresión son parte de otras alteraciones, entre ellos se encuentran la baja autoestima, alteraciones del sueño, aislamiento social, alteraciones del apetito y peso e hiperactividad.




La ocurrencia de la depresión en niños y adolescentes se ha incrementado en los últimos años.

Los partidarios de una depresión infantil específica ubican dos tendencias: los evolucionistas, que opinan que la depresión infantil se va transformando según la época evolutiva de la vida del niño en que se presenta, sostienen una DI evolutiva y aquellos que sostienen la existencia de la depresión infantil con una sintomatología propia, no equiparable a la del adulto, especialmente relacionada con problemas de conducta de allí en nombre de DI Enmascarada, puesto que muchos profesionales equivocan su diagnóstico.

Según C. Fernández (2003-2006) menciona que: “se acepta que la depresión mayor es un trastorno que se desarrolla en la infancia y la adolescencia con perfiles sintomáticos similares a la edad adulta, aunque pueden existir con mayor frecuencia variaciones en la expresión de los síntomas, tipo de alteraciones de la conducta, molestias somáticas o hiperactividad, según el momento emocional y cognitivo”.  

Actualmente los criterios DSM IV-TR utilizados en el niño y el adolescente son similares al del adulto. Consideremos que, el estado de ánimo puede ser irritable en lugar de deprimido, y se valorará el fracaso de lograr los aumentos de peso esperables, no como en el adulto (obesidad o anorexia).



Referencias:
Polaino, A. (1988) Las depresiones infantiles. España: Morata eds. Recuperado de: https://books.google.com.mx/books?hl=es&lr=&id=YxCXh5ZvTksC&oi=fnd&pg=PA11&dq=Psicolog%C3%ADa+depresi%C3%B3n+infantil&ots=uGfUhT1eXA&sig=2owgyxk_lz-qlOagEhDFQydyhQE#v=onepage&q=Psicolog%C3%ADa%20depresi%C3%B3n%20infantil&f=false


Cristina Fernández Siendones  Depresion infantil : actualizaciones 2003-2006. Recuperado de: https://www.google.com.mx/url? sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=2&cad=rja&uact=8&ved=0ahUKEwiPt4DU9O3TAhUo7oMKHc5zBooQFggpMAE&url=http%3A%2F%2Fwww.centrelondres94.com%2Ffiles%2Fla_depresion_infantil_actualizacion_2003_2006.pdf&usg=AFQjCNEmZMtk0edwMlZiRwdIr0JCfHV6uA&sig2=At5UlA9lkTi-1RNhUHF-fg


García, J. y Rodríguez, J. (1998) Depresión en la adolescencia: presentación de un caaso. En F.X. Méndez y D. Maciá A. (Comps.) Modificación de Conducta con Niños y Adolescentes. Madrid: Ediciones Pirámide.